jueves, 7 de octubre de 2010

AL FINAL DEL CAMINO

CAMINANTE NO HAY CAMINO...


Las personas ya sean vistas con ojos griegos como animales racionales, con ojos de Descartes como seres pensantes, con ojos de Kant como seres que conocen, con ojos de Husserl como seres reflexivos, con ojos de Sartre como seres que deciden, con ojos de Existencialistas como seres situados y flechados, con ojos de Ortega como seres circunstanciados, incompletos, contradictorios. Sin importar los ojos con que se mire, todas las personas tienen una vocación y es la búsqueda de: ser más humano. Ser plenamente humano es el reto que conlleva al uso de la racionalidad, al ser solidarios, comunicativos y responsables, propendiendo por su formación integral.


En lo educativo prevalece la existencia de dos actores: Educador y Educando a los que les corresponde algunas predisposiciones tanto fisiológicas como psicosociales muy precisas que tipifican el rol y las funciones de cada uno, las que resultan complementarias en la práctica escolar.


Al educador le compete asumir aptitudes para educar y la interiorización de la educatividad que le permita contribuir con la formación del otro.


El educando debe asumir el reto de su educabilidad lo que le permitirá ser plenamente.


El mundo de hoy nos llama a reflexionar críticamente sobre las limitaciones propias a nuestro que hacer y sobre las posibilidades prácticas de la acción y del pensamiento. Hace parte del rol del maestro la autoreflexión crítica, el debate, el análisis, la reconstrucción permanente de su práctica, la didáctica y la investigación entre otros que permita el proceso de construcción y vivencia entre docentes y alumnos de la enseñanza y el aprendizaje.


"Se puede afirmar que la educación necesita estar abierta en el orden teórico a cualquier idea que tenga bases razonables y en el orden práctico, a cualquier actividad que de un modo u otro pueda ser útil" (Kyle, 1991). Por ello y por muchas otras razones es importante asumir el reto planteado desde DocTIC, para adentrarnos en procesos de participación, moderación, modelación, intervención y la evaluación que de una u otra manera nos permitirán adquisición de saberes y el perfeccionamiento ético de nuestro que hacer en aras de la apropiación de la pedagogía vivencial que nos permita ser participes activos en todos y cada uno de los trabajos colaborativos que emprendamos a través del cumplimiento de nuestra función social como maestros.

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